La poesía toca el alma, le conmueve. Transmite emociones a veces inciertas.
Está viva.
Fluye por nuestros caminos de vida, en el cuerpo y en el alma.
Junto con la Música y el Color, la Forma y tantas otras Artes, nos mece o nos pica de espuelas.
Nos acaricia o nos golpea hasta ponernos en pie y sentir que aún vivimos.
Visita recomendada a la página de poesía:
Hoy para empezar recuperamos el poema de amor
y al poeta. Amado Nervo
¿Adónde fuiste, Amor; adónde fuiste?
Se extinguió del poniente el manso fuego,
y tú que me decías: «hasta luego,
volveré por la noche»… ¡no volviste!
¿En qué zarzas tu pie divino heriste?
¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego?
¿Qué nieve supo congelar tu apego
y a tu memoria hurtar mi imagen triste?
...Amor, ¡ya no vendrás! En vano, ansioso,
de mi balcón atalayando vivo
el campo verde y el confín brumoso;
y me finge un celaje fugitivo
nave de luz en que, al final reposo,
va tu dulce fantasma pensativo.
"Quiero que
me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines,
sin aconsejarme.
Quiero que confíes
en mí, sin exigirme.
Quiero que me
ayudes, sin intentar decidir por mí.
Quiero que me
cuides, sin anularme.
Quiero que me
mires, sin proyectar tus cosas en mí…
Quiero que me
abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me
animes, sin empujarme.
Quiero que me
sostengas, sin hacerte cargo de mí
Quiero que me
protejas, sin mentiras
Quiero que te
acerques, sin invadirme…
Quiero que
conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes, y
que no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas
que hoy, hoy,
puedes contar conmigo…
Sin
condiciones."
Jorge Bucay
No hay comentarios:
Publicar un comentario